¿Qué exige de las mujeres la sociedad y cuánta coherencia tiene?
¿Cuánta libertad hay en nosotros? ¿Cuánto podemos ser y no aparentar? Cómo somos cuando no nos sentimos observadas? Cómo seríamos sin presión social? Cuál sería la reacción natural? Cómo seríamos una vez liberadas?
Las construcciones sociales nos llevan constantemente a la compostura y a la ‘belleza’, nos piden que seamos audaces, pero también modestas, que podamos gestionar todo para demostrar nuestro valor, siempre bajo un juicio, tanto externo como interno, porque la exigencia se implanta en las mujeres antes de siquiera nacer. Debemos abordar todos los frentes de manera eficiente, pero no demasiado, no sea que nos volvamos una amenaza… para así ser aceptadas, ‘aceptarnos’. Esto parece imposible, ya que la demanda no es realista, siempre situadas en el abismo, la vergüenza, el miedo.
Este texto pone de manifiesto las contradicciones y las presiones a las que se enfrentan las mujeres, atrapadas entre las expectativas de la sociedad y la lucha por mantener una identidad auténtica en un entorno que constantemente evalúa y limita sus posibilidades.